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Music & Change

GUITARRISTA: "Chema Vílchez: La explosión creativa del mejor jazz nacional"

HABLAR CON ÉL, como ha hecho Guitarrista para este número, es asistir a un derroche de entusiasmo y no pocas sorpresas. Como por ejemplo, saber que pasa el 80% del tiempo tocando flamenco, o que en el fondo quisiera ser pianista antes que guitarrista. Nos habló largo y tendido sobre su trayectoria, sobre su nuevo CD 'La Naturaleza Sagrada de la Vida', y sobre muchas más cosas.

 

Para un guitarrista, dedicarse a tocar jazz en este país es toda una hazaña si no, intenta pensar en cinco nombres de guitarristas que lo hagan. El caso es que se hace casi ineludible buscar salidas fuera. Y si hablamos de hace diez o más años, y de buscar a gente cualificada para enseñarte en condiciones, la situación se presentaba realmente difícil. Todo esto explica en parte que la carrera musical de Ch. Vilchez haya incluido, aparte de numerosas giras a otros países, estancias prolongadas en el extranjero, sobre todo en EEUU. Allí ha tocado con muchos músicos de la élite del jazz y ha grabado varios discos. Lo cual no quita para que haya seguido muy presente en España; de hecho fundó en 1993 el Instituto de Música y Tecnología, una referencia obligada en Madrid para el estudio de jazz. Y su disco 'El Sueño del Navegante', aunque grabado en Los Angeles, fue el disco de jazz más vendido en España en 1996. Este madrileño, que sabía que quería ser músico "desde que tenía conciencia de existir", no ha parado nunca en su trayecto ascendente ni parece que vaya a hacerlo. Él mismo nos cuenta los comienzos:

 

"Desde que recuerdo quise ser pianista. Pero como no había forma de que nos compráramos un piano en mi casa, me tuve que aguantar hasta los doce años, cuando pude costearme una guitarra. Desde entonces me estoy arrepintiendo; realmente quería tocar el piano. Siento que mi cabeza funcionaría mucho mejor con un piano. Pero en fin, empecé a tomar clases de guitarra con unos y con otros y la verdad es que no tuve una formación nada sólida. Medio autodidacta, pillando un poco aquí y allá...ya sabes".

 

"Esto siguió así hasta que me fui a estudiar a EEUU con 22 años. Allí vi una manera de estudiar y aprender y consolidar todo eso que yo sabía. Aquí en España yo había estudiado con dos o tres maestros que me habían aportado algunas cosas valiosas pero lo que pasa es que claro, no es lo mismo cómo se enseñaba aquí la música hace quince años que ahora. Ahora ha venido mucha gente de fuera, hay mucha información... Hace años no había tanta gente, no había libros, no había vídeos ni revistas, pillabas un poco de donde podías... Afortunadamente todo esto ha cambiado muchísimo. Hoy no tiene nada que ver".

 

Si no tiene nada que ver hoy el panorama de la enseñanza de la guitarra, a Chema le corresponde por lo menos una parte del mérito. Cuando vino de Los Ángeles y después de haber estudiado allí en el Musician's Institute, fundó en Madrid en el año 1993 el IMT-lnstituto de Música y Tecnología, basado en líneas generales en el concepto del centro californiano. El IMT se convertiría, junto con el Taller de Músicos de Madrid y el de Barcelona, en referencia imprescindible para los que querían adentrarse en el jazz y conocer las últimas tendencias con una enseñanza seria y estructurada. Dada la ajetreada vida musical que lleva, la relación de Chema con la escuela es más esporádica ahora, aunque da talleres con cierta frecuencia y en estos momentos está allí como profesor de guitarra flamenca.

 

Pero volvamos atrás. Resulta que Chema Vilchez también empezó tocando rock.

 

"Como creo que casi todos aquí, en la España de entonces. Con los chicos del barrio, los de siempre, montamos una banda de rock. En aquella época me gustaba sobre todo Van Halen -te estoy hablando de cuando tenía 14 años- y me gustaba mucho el rock sinfónico -King Crimson, Yes, Pink Floyd, que me siguen gustando mucho, Led Zeppelin, Hendrix... Ya con 17 años es cuando empecé a interesarme por el jazz. Me empecé a meter porque ya el rock dejó de interesarme armónicamente, y vi que había una búsqueda mucho más rica en el jazz. Empecé escuchando a gente muy clásica como Wes Montgomery, Rainey y Jim Hall. La generación siguiente que estaba funcionando por entonces Metheny, Scofield, Mike Stern yo ni los conocía. Fui descubriendo a toda esta gente y además con el jazz empecé a descubrir a pianistas. Claro, en el rock encontrar un referente pianístico pues, no lo hay, y como era el instrumento que siempre me había gustado, tenía de repente a Keith Jarret, Chick Corea, Herbie Hancock con esa onda de acordes, que yo intentaba imitar como podía en la guitarra... Y acabas descubriendo a los que en el fondo nos gustan tanto a todos y tienen tanto que decir; Coltrane, Miles Davis, Bill Evans, etc. Yo me pasaba a lo mejor un mes entero oyendo un disco de uno de estos grandes, intentando comprender y meterme allí. Y de la misma forma también he pasado temporadas de no escuchar nada de jazz y solo oír flamenco. Cuando me da la vena puedo estar con un mismo disco día tras día tras día. Es muy intenso..."

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Intenso es todo lo que hace Chema Vilchez en la música, sea la escucha, sea los solos que construye o sea en su manera de estudiar. Esa intensidad está ahora centrada en tocar flamenco, aunque de momento rehuye la idea de tocarlo en público por no sentirse preparado para ello.

 

"Pues es así, estoy haciendo digamos la "carrera artística" con la guitarra eléctrica, grabando discos, haciendo giras y tal, pero nada más. Después estoy todo el día con la guitarra flamenca. Lo que pasa es que no estoy actuando porque para tocar la guitarra flamenca en público aquí en España tienes que ser un virtuoso. No vale con tocar muy bien. Así como en el jazz o el rock puedes ser super rápido o puedes tener más feeling o tener otras virtudes, en el flamenco tienes que tener una técnica de virtuoso, pero con mayúsculas. Ese es el requerimiento mínimo. Hay que mirar a gente como Vicente Amigo, Gerardo Nuñez o Paco de Lucía para ver cómo hay que dominar la guitarra flamenca. Son dos mundos, la guitarra flamenca y la eléctrica, que siempre he tenido cada uno por su lado y tan sólo ahora empiezo a tener una idea de cómo combinarlos. Pero combinarlos en el sentido de incorporar a la guitarra flamenca elementos de la guitarra eléctrica, no al revés. De hecho, mis amigos, que me conocen tocando los dos estilos, me suelen comentar que no se nota la influencia flamenca cuando toco la eléctrica pero la influencia contraria sí se nota. Por otra parte, y con todo el respeto que tengo por la tradición flamenca, me atraen especialmente las tendencias de "renovación" y de incorporar nuevos elementos al flamenco tal y como han hecho por ejemplo estos tres guitarristas que te nombré antes. Algo parecido ocurre con la música que toco en la guitarra eléctrica; siempre me ha gustado mucho la música contemporánea europea y siempre he buscado formas de incorporar eso a la improvisación. Y me extraña que los músicos de jazz no hayan incorporado ese lenguaje en su música en más casos."

 

Para dentro de un par de años Chema Vílchez cree que podría estar en condiciones de tocar flamenco en público y con el nivel técnico que él se exige. También reconoce que una técnica increíble, aunque sea condición imprescindible para ser tomado en serio en el mundo flamenco, no es en sí lo más importante, ni en esa ni en ninguna música.

 

"A mí sinceramente lo que más me preocupa en la música es lo que tienes que decir, que hagas sentir cosas a la gente. Si das un concierto y la gente te viene diciendo que eres el mejor guitarrista del mundo, eso no sirve para nada. Ahora, si la gente te dice 'que bien me has hecho sentir' o 'me has emocionado', ahí es cuando la música tiene alma.También es verdad que esto es inseparable de la técnica, que es lo que te da libertad tocando. Pienso que hay que tener la libertad de tocar lo que oyes en la cabeza. Y yo hoy no puedo tocar en la guitarra flamenca lo que oigo en la cabeza, y por lo tanto no puedo subir a un escenario porque no sería libre. Con la guitarra eléctrica creo haber conseguido un punto en que puedo tocar eso que tengo en la cabeza. Por eso me siento libre, bueno, entre comillas, a lo mejor nunca es al cien por cien, pero te puedes aproximar bastante."

 

A la hora de grabar, Chema no pierde detalle, necesita todo bajo control.

 

"Yo normalmente suelo llevar todo escrito. En "El Sueño..." por ejemplo había muchos arreglos, muchos detalles especificados y hubo unas cuantas tomas que se tuvieron que repetir. En "La Naturaleza ..." traté de que todo fuera mucho más libre. El material del disco lo estuve trabajando con unos increibles músicos italianos con quienes trabajé bastante en Milán. Cuando sentí que sabía ya cómo funcionaba ese material, me fui a Los Angeles a grabar. Y allí lo que les díje a todos los músicos fue que experimentaran. Claro, los temas tenían melodías y acordes y líneas de bajo escritos, pero les dije en bastantes ocasiones que buscaran otra cosa, que tocaran lo que sentían. Y como quería sobre todo experimentación, lo que les sugerí fue que trataran de meter lo que en se momento estuvieran trabajando y estudiando cada uno, daba igual que lo tuvieran dominado o no. Fue de experimentar a tope, junto con la música escrita, y el resultado está ahí. Yo estoy muy contento."

 

Pues sí, el resultado está ahí, y es para estar más que contento; la conjugación de lo escrito con lo improvisado resulta totalmente orgánico, el disco se presta a repetidas escuchas, y el trabajo de la guitarra en particular es exquisito. Es un trabajo que desde luego merece ser conocido más allá de los circulos jazzísticos. Y aunque esta música es y siempre será "minoritaria" -pues no tiene nada de comercial- esperemos que llegue a bastante gente y que sepan abrir los oidos. Dejemos, para terminar, que Chema Vílchez nos cuente su particular método para componer:

 

"Yo, y lo digo a muchos de mis alumnos, lo que hago es sentarme y antes de tocar nada imagino lo que me gustaría oir en ese momento. Y entonces intentas tocarlo. A veces no sale nada y tocas otra cosa. Es un concepto que también intento emplear al hacer un solo; ¿qué me gustaría que sonara en este momento?"

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